El Fondo Nueva Evangelización de la Conferencia Episcopal
Española acaba de enviar a la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de San
Petersburgo – la ciudad conocida durante la etapa soviética como Leningrado –
12.000 euros para rehabilitar el sótano de esta Iglesia. En ella trabajan dos
misioneras españolas del Camino Neocatecumenal: María Ascensión Romero, de
Pamplona, y María Eugenia Castillo, de Sevilla.
En 1993 se devolvió a la Iglesia católica esta Parroquia
del Sagrado Corazón de Jesús, después de decenios de haber sido destinada a
todo menos al culto a Dios. Como en tantos otros lugares de Rusia y de otros
países que han sufrido la dictadura comunista – Camboya, Vietnam, Mongolia,
Kazajstán – los años noventa se dedicaron a ayudar a la gente. El colapso del
sistema llevó a que las fábricas se pararan, el desempleo aumentara hasta
cifras increíbles y no hubiera prácticamente nada que comprar ni siquiera para
comer. Una situación extrema que se hacía más terrible con el frío del invierno
en San Petersburgo. El padre Hartmut Kania, el sacerdote polaco que llegó para
hacerse cargo de esta parroquia – un hombre extraordinario fallecido en el 2001
– consideró que la situación exigía que se pospusiera el arreglo de la Iglesia.
Se crearon así varias instituciones en la ciudad, un hogar de ancianos – los
más afectados por la situación - , una casa de acogida para jóvenes, un centro
para los sin techo, y la Casa para Niños de la Calle “Insel” (Isla), un
verdadero refugio para estos pequeños en el mar agitado de las calles de San
Petersburgo. El padre Hartmut y todos los que forman la comunidad dieron un
ejemplo extraordinario de entrega a los demás, intentando luchar con el calor
de su corazón contra el frío invierno ruso.
Finalmente, conforme la situación ha ido mejorando se han
podido dedicar esfuerzos a la construcción de la Iglesia del Sagrado Corazón.
En los años 30, al ser ocupada por los comunistas la iglesia quedó
absolutamente inservible, así que lo primero que había que hacer era un
proyecto de obra que la devolviera a su estado original. Tras lidiar con la administración
estatal por fin se aprobó hace dos años el proyecto de obra. Se pensó ir por
etapas para poder llevar a cabo la rehabilitación mientras las misas y las
actividades parroquiales seguían adelante. Sin embargo, cuando se iban a
cometer las primeras intervenciones en el edificio la Comisión Arquitectónica
Gubernamental paró todo. Y es que, a pesar de las cicatrices de tantos años, la
Parroquia del Sagrado Corazón sigue siendo el único monumento de estilo
neogótico en San Petersburgo.
Sólo les quedaba para parroquia el sótano, y es a lo que
van destinados los 12.000 euros enviados por la Conferencia Episcopal Española
a través del Fondo Nueva Evangelización. El sótano tiene muchísimas humedades.
Sólo hay que recordar que Pedro el Grande, el fundador de San Petersburgo,
eligió un pantano para edificar la ciudad. El Fondo Nueva Evangelización, que
ha ayudado en varias ocasiones a esta comunidad parroquial ha recibió el
agradecimiento de las dos misioneras españolas: “Muchas gracias por su ayuda,
que nos hace vivir aún más la comunión con la Iglesia de España”… Lo cierto es
que la ayuda del Fondo es un gesto de gratitud a ellas, María Ascensión y María
Eugenia, y al actual párroco, el padre Yury Labanousku, y a los fieles de San
Petersburgo que supieron mantener la fe, en medio del frío de la persecución.